La Comisión Territorial de Patrimonio de Salamanca autorizó
el pasado 25 de Octubre la demolición del denominado "Tinte del
Duque", adquirido recientemente por una empresa constructora bejarana.
De acuerdo con la información obtenida hasta el momento por el Grupo
Cultural "San Gil", no se establecen otras obligaciones que reinstalar
(más bien habría que decir pegar) los escudos nobiliarios en uno
de los edificios que se construyan y que exista un seguimiento técnico
del "desmontaje", sin que haya previsión de otras cautelas
en un lugar que, según toda la información disponible, es un yacimiento
arqueológico, con independencia de que carezca de declaración
de protección por falta de diligencia de la Administración.
El Tinte del Duque fue fundado en 1592 por el V Duque de Béjar y es,
junto con la Casa de la Moneda de Segovia, una de las instalaciones industriales
más antiguas de España, figurando entre los primeros tintes de
Europa y pudiendo identificarse algunos de los edificios que se conservan en
el plano de Coello y en documentos anteriores. Bajo el solado del pavimento
se encuentran al menos restos de los fogones de nueve calderas de estaño
y otros elementos de indudable interés. Con menos elementos de los que
concurren en el Tinte del Duque de Béjar, la ciudad portuguesa de Covilha
ha transformado en museo textil un Tinte del Siglo XVIII.
 Resulta sorprendente, ¿o no?, que en los mismos días que el Servicio
Territorial de Patrimonio de Salamanca se ocupaba de bendecir la demolición
del Tinte del Duque, un equipo de la Junta de Castilla y León recababa
datos para incluirlo en el inventario que estaba realizando del patrimonio industrial
de Béjar, encontrándose con que el propietario de las instalaciones
les negaba el acceso a las mismas.
 Parece altamente sorprendente, ¿o no?, que la demolición se autorice
en Salamanca el mismo día que las Cortes Regionales aprueban en Fuensaldaña
un plazo de tres meses para que se determine por un equipo experto el valor
del Tinte del Duque con vistas a su posible protección como Bien de Interés
Cultural (BIC).
Podría considerarse cuando menos sorprendente, ¿o no?, que se
haya resuelto tan rápidamente sobre la demolición del Tinte del
Duque, cuando hace meses que el Partido Socialista solicitó su declaración
como BIC., petición suscrita más tarde por el Grupo Cultural "San
Gil", sin que ni una ni otra parte hayan recibido información alguna
sobre el trámite administrativo, que parece estar paralizado.
Resulta igualmente sorprendente, ¿o no?, esta diligencia a favor de un
constructor, cuando la solicitud de una nueva definición del BIC. Jardín
Histórico "El Bosque", ligado histórica e hidráulicamente
a este Tinte durante más de cuatro siglos, duerme durante años
en Valladolid el sueño -y no de los justos- en alguna dependencia de
la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León.
La Comisión Territorial de Patrimonio de Salamanca ha autorizado la demolición
del tinte del Duque en contra de los criterios establecidos y universalmente
aceptados sobre conservación del patrimonio histórico, declarado
o no. Por citar una referencia cercana y reciente, este tema se ha abordado
la semana pasada en Valladolid en el Simposio Internacional de "Gestión
del Patrimonio Cultural. La Transmisión de un Legado", organizado
por la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León,
presidida precisamente por la Directora General de Patrimonio, de la que depende
jerárquicamente el órgano que adoptó el acuerdo de demolición.
Allí se ha insistido una y otra vez en la importancia de datar y documentar
fielmente los bienes a conservar y en orientar la gestión del patrimonio
dirigida a su conservación, con el fin de transmitir a nuestros herederos
el legado que hemos recibido de nuestros mayores. En palabras pronunciadas por
el coordinador del Simpsio en la sesión de clausura, "hemos de gestionar
para preservar y preservar para transmitir", lo que se aplica por igual
al Patrimonio declarado y al no declarado, como es el caso del Tinte del Duque.
Si la Administración de Patrimonio carece de expertos en Arqueología
y Patrimonio Industrial, campo que no merece las atenciones que viene prodigando
a catedrales, iglesias y conventos, debe recurrir a asesores externos antes
de consumar la desaparición del Tinte del Duque.
El Grupo Cultural "San Gil" movilizará los apoyos necesarios
de personas e instituciones y utilizará todos los recursos legales a
su alcance para la protección de lo que aún queda de uno de los
edificios industriales más antiguos de España, frente a la desidia
de quienes por ley tienen encomendada la defensa del Patrimonio Histórico,
que, más atentos a proteger los intereses de particulares que los derechos
de la sociedad civil en su conjunto, están contribuyendo al expolio de
nuestro patrimonio colectivo.
Grupo Cultural "San Gil".
Béjar, Octubre de 2001